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La artista madrileña María Elisa Rivera Armada se ha convertido en la primera ganadora del Premio PROArte para jóvenes artistas menores de 30 años gracias a una obra abstracta inspirada en el paso del tiempo. Utilizando una técnica mixta sobre lienzo, convierte el óxido, un elemento percibido habitualmente como negativo, en una creación poética y evocadora, efecto que logra aislando y descontextualizando al protagonista de su pintura.

El jurado, formado por los artistas Inmaculada Amor y Gonzalo Páramo, de cuyas manos salieron las cafeteras convertidas en piezas de coleccionista que están en el origen del galardón, no tuvo fácil la elección debido a la enorme calidad y a la gran creatividad de los trabajos presentados. Finalmente, y tras analizar las obras finalistas – realizadas por María Tinaut, Lucía González y la ganadora final-, se decidió por el trabajo de esta joven, nacida en 1998, del que destacó su “fuerza y equilibrio” y la reflexión realizada “a través del uso de diferentes técnicas mediante las que reflexiona sobre el concepto de lo degradado reflejado por el paso del tiempo”.

Con la entrega del premio, una beca dotada con 3 000 euros, pone el broche a una idea a través de la que PROSOL pretende remarcar el papel esencial que la cultura juega como motor de progreso. El Premio PROArte, destinado a artistas plásticos en la fase inicial de su trayectoria nace con vocación de continuidad. Enfocado a reconocer el talento joven, arrancó el pasado junio con la presentación de la intervención artística del creador palentino Gonzalo Páramo sobre ocho cafeteras instantáneas que, tras cumplir su ciclo útil, estaban fuera de servicio. Páramo las transformó hasta convertirlas en piezas de coleccionista.

El interés por hacerse con esas obras de arte fue en aumento y, finalmente, terminaron repartidas por prestigiosos restaurantes de Madrid (A Barra y Paco Roncero), de la localidad palentina de Mave (El Convento) y Valladolid (Ambivium, Castilla Termal y Trigo). Además, una de esas creaciones fue adquirida por el futbolista Álvaro Morata. Gonzalo Páramo realizó una transformación más que, bautizada como ‘Los rostros de la pandemia’, terminó por regresar a su lugar de origen por su carácter evocador para PROSOL.

Con este proyecto, PROSOL trata de ponderar en su justa medida el talento y el esfuerzo de la comunidad artística, no siempre justamente reconocidos. De igual modo, genera un valor escultórico único y profundiza en la vocación de la empresa por el compromiso social, materializado en los diferentes programas desarrollados en ámbitos como la alimentación saludable, la salud de las personas que integran su plantilla o la conciliación familiar y laboral, entre otros.

 

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