Cuarta
No es una respuesta o una reivindicación, no es un grito de rebeldía ante el mundo, sino el reflejo de un proceso, una reflexión natural ante lo vivido.
“CUARTA” surge a través de una idea de pausa y autoevaluación personal y artística. Se trata de una retrospectiva guiada por la observación ante el cambiante entorno personal. “Cuarta” es, sobre todo, una expresión interior surgida por las inquietudes de un momento de la vida diferente e incierto; al fin y al cabo, no se alcanza un cuarto de siglo todos los años. Una etapa ambigua, cargada de emociones altivas a la par que abrumadoras, de toma de decisiones que cambiarán el transcurso de los años venideros, de elección de un camino a recorrer. Confusa carrera existencial que nos urge a cumplir y completar, empujada por las ansias y las prisas para poder públicamente manifestar “Ya lo he hecho”.
Nosotros mismos impedimos pararnos y levantar la vista obcecada en el camino que apresuradamente recorremos. Dejamos entonces huérfana a la sencillez, que es hija de la naturalidad y lo cotidiano, y acorralamos a la calma en una esquina prometiendo hacerle caso los días libres o poco ajetreados. Pobres desatendidas, esperan ilusionadas un atisbo de atención o pausa para poder demostrar que existen.
“Cuarta” no es una respuesta o una reivindicación, no es un grito de rebeldía ante el mundo, sino el reflejo de un proceso, una reflexión natural ante lo vivido. La motivación de la obra son vivencias personales, experiencias corrientes presentes en el desenlace habitual del tiempo, aquello que comúnmente es conocido como “el día a día”. Tan franco, elemental y evidente, que debemos dejarnos instruir por él, mimarlo con paciencia y retenerlo cerca. Olvidar el tanto, el siempre y el nunca, porque la exageración emborrona el punto medio en el que vive el equilibrio. Tiempo hay y tiempo habrá; aprendamos a esperar, pero sin acostumbrarse a dejar pasar.
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